Agencias dedicadas a la seguridad estadounidense, ubican al alcalde potosino, Enrique Galindo, como el heredero y continuador de las conexiones criminales de Genaro García Luna y del expresidente Felipe Calderón.
En septiembre del 2020, cuando aún era incierto su destino político, si sería candidato del PRIAN a la gubernatura potosina o a la alcaldía de la capital de ese estado, Enrique Galindo, viajó a Washington D.C. y se tomó varias fotos que compartió en sus redes sociales con la Casa Blanca de fondo para hacer ostentación de que no tenía cuentas pendientes con la justicia norteamericana, lo cual aún está por verse.
Y es que tras su paso como comisionado general de la Policía Federal en el gobierno de Enrique Peña Nieto, investigaciones de la DEA y el FBI, incluso de la CIA lo ubicaron como el heredero y continuador de las conexiones criminales de Genaro García Luna y del expresidente Felipe Calderón con un conocido grupo criminal de Sinaloa que siguió teniendo un trato preferente en el sexenio del mexiquense.
El policía potosino, de origen humilde, de una familia de policías judiciales de la baja guardia con fama pública de corruptos y torturadores, se superó al estudiar derecho en la UASLP, aunque con algunos episodios como estudiante en los que fue porro y golpeador, fue cesado de manera fulminante el 24 de agosto de 2016 de la Policía Federal por su desastroso operativo en Nochistlán, Oaxaca, con seis muertos y más de 100 heridos; y la masacre de Tanhuato, Michoacán, con 22 civiles que fueron ejecutados por las balas de los policías federales y que además alteraron la escena al sembrarles armas.
Estos hechos pusieron contra la pared a Peña Nieto por las denuncias ante organismos nacionales e internacionales de que el gobierno federal estaba asesinando y violando los derechos humanos de profesores indígenas que ejercían su derecho a la protesta contra la reforma educativa, y de presuntos criminales que resultaron heridos e inermes fueron rematados por policías a cargo de Galindo Ceballos que había recibido innumerables reconocimientos y medallas como un policía ejemplar a nivel global.
Peña Nieto, sin compromisos con Galindo Ceballos ya que fue recomendado por Miguel Ángel Osorio Chong, entonces secretario de Gobernación, lo sacrificó sin ningún problema para limpiar la imagen de su gobierno, por lo que el potosino optó por exiliarse y se fue a estudiar una supuesta maestría de la Universidad de Salamanca, España, en política criminal; también presume ser doctorante en Estado de Derecho y Buen Gobierno, méritos académicos que no se ven en su desempeño como alcalde de la capital potosina que es una de las más inseguras del país.
Sin un futuro claro, regresó a su natal San Luis Potosí y de pronto se hizo evidente en su terruño que poseía una cuantiosa fortuna que no pudo acumular con su sueldo de jefe policiaco, al aparecer como propietario de una franquicia de la agencia de noticias Quadratin de Michoacán, de un periódico local y de otros negocios poco visibles.
En la capital potosina y entre sus propios allegados que hoy lo acompañan en el gabinete municipal, se corrió la versión de que Galindo tenía tanto dinero que le urgía lavarlo y mezclarlo con los ingresos que recibían sus medios por concepto de publicidad, como los del gobierno de Juan Manuel Carreras, quien le otorgó un contrato de más de 220 mil pesos mensuales vigente hasta el final de ese sexenio priista.
Ya como empresario de medios potosinos, sin conocimiento ni experiencia en el ramo, hubo otra señal que lo acercaba al “modus operandi” de su amigo y antecesor García Luna porque Galindo, cuando fue comisionado de la PF, también heredó de éste al grupo de columnistas nacionales que se dedicaban a elogiar y encubrirlo a cambio de dinero público como:
- Héctor de Mauleón.
- Carlos Marín.
- Rafael Cardona.
- Joaquín López Dóriga.
- Carlos Loret de Mola.
- Ciro Gómez Leyva.
- Leonardo Curzio.
- Óscar Mario Beteta.
- Ricardo Alemán.
- Jorge Fernández Meléndez.
- Raymundo Riva Palacio.
- Pablo Hiriart y otros.
